Lo vivido durante el martes negro del 29 de octubre en algunas ciudades españolas parece extraído de una película de ciencia ficción, pero es la realidad, y cruda.
Valencia ha sido una de las regiones más damnificadas por la DANA que ha azotado el país en los últimos días. Los daños, tanto humanos como materiales son incontables: 62 víctimas mortales en la provincia de momento, según han confirmado fuentes oficiales, a lo que se le suma la pérdida de numerosos inmuebles y objetos personales. Además, todavía se desconoce el paradero de decenas de personas.
Precisamente, uno de los colectivos que más puede sufrir esta situación por su vulnerabilidad son las personas mayores, sobre todo aquellas que viven de normal en residencias o centros de mayores.
Por ejemplo, en la localidad de Massanassa, en la provincia del Turia, hay una residencia de ancianos y se han publicado unas imágenes de ejemplo de superación ante la angustiosa situación vivida por la tarde-noche del 29 de octubre de 2024. El agua les llegaba casi por las rodillas.
Muchos de los residentes tienen problemas de movilidad y están en sillas de ruedas. Los trabajadores trataron de ponerlos a salvo a la espera de que llegasen los servicios de emergencia.
Lo mismo ocurrió en una residencia de Paiporta, otra localidad valenciana, en la que el río se desbordó y llegó a entrar al edificio.
Pero este tan solo es uno de los riesgos que tiene una situación meteorológica como esta, ya que otro gran peligro es la posibilidad de desprendimiento de árboles en las calles, con consecuencias letales para personas mayores, y para todo el mundo.
¿Qué es una DANA?
De acuerdo con eltiempo.es DANA es el acrónimo de “Depresión Aislada en Niveles Altos”. Una DANA es un sistema de baja presión o depresión en los niveles altos de la atmósfera, que se ha separado totalmente de la circulación general de la atmósfera.
Estas depresiones en niveles altos pueden permanecer separadas de la circulación general durante días y presentan trayectorias erráticas.
Estas situaciones de DANA son potencialmente peligrosas, sobre todo a finales del verano y el otoño en la zona mediterránea, cuando la temperatura superficial del agua del mar es elevada, lo que favorece mayores desarrollos nubosos, algo que puede dar lugar a lluvias más fuertes que, en ocasiones, provocan inundaciones, como es el caso de la noche del 29 de octubre.
Al tratarse de un fenómeno que provoca lluvias torrenciales intensas en cortos periodos de tiempo, es común que las calles y las zonas bajas de la ciudad se inunden rápidamente.
Esto representa un riesgo para la seguridad de las personas, especialmente en desplazamientos a pie o en coche, ya que las avenidas principales y los accesos pueden quedar anegados.
Además, las infraestructuras básicas como la red de transporte público, la electricidad y el suministro de agua pueden verse interrumpidas, afectando la vida cotidiana y la operatividad de servicios esenciales como hospitales, escuelas y centros de trabajo.
Consejos para saber cómo actuar con personas mayores ante una DANA
Ante una DANA o episodios de lluvias torrenciales, la adaptación de los cuidados domiciliarios y en residencias para personas mayores requiere una preparación exhaustiva que priorice la seguridad y el bienestar de las personas.
Es fundamental contar con un plan de emergencia que incluya el monitoreo constante de las condiciones meteorológicas y la evaluación de riesgos específicos de la zona, como posibles inundaciones o cortes de suministro eléctrico.
Como cuidadores hay que asegurarse de que las personas que se atienden tengan acceso a alimentos y agua potable para varios días, puesto que una de las consecuencias inmediatas de estos fenómenos naturales es el corte de suministro de agua o la imposibilidad de acudir a supermercados en los días siguientes a una catástrofe como esta.
Lo mismo ocurre con la medicación pertinente, que habrá que asegurarse de que esté disponible el suministro para varios días o semanas ante cualquier impedimento para disponer de ella.
Además, será necesario reforzar la estructura y organización de los espacios: trasladar a los residentes a zonas más elevadas, evitar el uso de ascensores durante tormentas y asegurarse de cerrar puertas y ventanas.
En casos de evacuación, es esencial contar con un protocolo que respete las limitaciones físicas y cognitivas de cada persona, proporcionando transporte y asistencia personal.
La comunicación fluida con familiares y servicios de emergencia completa la estrategia de adaptación, garantizando que la respuesta ante eventos climáticos adversos sea integral, personalizada y efectiva.
Consejos para afrontar una DANA en ciudades y pueblos
Hay que tener en cuenta que hay que diferenciar en este caso si se vive en una ciudad, en el campo o en la costa.
Por ejemplo, en una ciudad, las recomendaciones pasan por cerrar las ventanas y puertas de casa, mantenerse en el interior, evitar ducharse durante las tormentas, puesto que el agua conduce la electricidad y, en casos de tormenta eléctrica se eleva el riesgo de electrocución.
Además, es importante limpiar las canaletas y sumideros para que estén libres de obstrucciones y facilitar así el drenaje del agua y evitar inundaciones.
Asimismo, otra recomendación es si alguien se encuentra en la calle durante una tormenta eléctrica, resguardarse en edificios sólidos y evitar estar próximos a árboles, postes o estructuras de metal.
Si se habita fuera de la ciudad, en pueblos o en el campo, es importante alejarse de ríos, torrentes y zonas bajas, ya que son lugares propensos a inundaciones en situaciones climatológicas como una DANA.
Nunca refugiarse bajo los árboles, ya que atraen los rayos y son muy peligrosos debido por su riesgo de desprendimiento.
Siempre buscar zonas resguardadas y alejarse de zonas altas como colinas, puesto que los rayos pueden impactar con mayor facilidad en lugares de altitud.
Retirar del exterior de la vivienda aquellos objetos que puedan ser arrastrados por el agua.
Cabe recordar que la situación en Valencia es muy complicada y, por ello, la Generalitat ha activado un teléfono de atención a familiares de personas desaparecidas: 900 365 112.
Las autoridades piden que este número se use exclusivamente para dar información sobre un familiar con el que no se pueda contactar. Para el resto de emergencias, recomiendan seguir llamando al 112.