Actualmente existen una serie de herramientas para mejorar el cuidado del presente, pero sobre todo del futuro. La esperanza de vida aumenta cada vez más y el aumento de la edad supone un factor de riesgo para padecer una enfermedad neurodegenerativa. Por lo tanto, los casos de demencia y/o problemas cognitivos continuarán incrementándose en los próximos años. Un buen ejemplo de la importancia que supone avanzar en este tipo de herramientas es la escala Pfeiffer, que permite anticiparse a posibles problemas cognitivos, sirviendo de mecanismo para la detección precoz de problemas neurocognitivos.
¿Qué es la escala de Pfeiffer?
La Escala de Pfeiffer, también conocida como el Cuestionario de Pfeiffer o Short Portable Mental Status Questionnaire (SPMSQ) en inglés, es una prueba breve que se utiliza para evaluar el estado cognitivo de una persona, especialmente en adultos mayores. Esta herramienta de trabajo la desarrolló el Dr. Emanuel Pfeiffer y se diseñó para detectar posibles deterioros cognitivos como la demencia, el deterioro leve o trastornos de la memoria.
¿En qué consiste el test de Pfeiffer?
La escala consiste en 10 preguntas simples que evalúan aspectos como la memoria, la orientación temporal y espacial, y la capacidad para realizar tareas básicas. Estos son algunos ejemplos de preguntas que se pueden formular en el test de Pfeiffer:
- ¿Cuál es la fecha de hoy?
- ¿Qué día de la semana?
- ¿En qué lugar estamos?
- ¿Cuál es su número de teléfono? En el caso de no disponer de número de teléfono, ¿Cuál es su dirección completa?
- ¿Cuántos años tiene?
- ¿Dónde nació?
- ¿Cuál es el nombre del presidente?
- ¿Cuál es el nombre del presidente anterior?
- ¿Cuál es el nombre de soltera de su madre?
- Reste de tres en tres desde 29.
Cada respuesta incorrecta recibe una puntuación, y al final se realiza un balance para determinar el nivel de deterioro cognitivo. El rango de puntuaciones se clasifica generalmente de la siguiente manera:
- De 0 a 2 fallos: se considera que el paciente no tiene deterioro cognitivo.
- De 3 a 4 fallos: se considera que el paciente tiene deterioro cognitivo leve.
- De 5 a 7 fallos: se considera que el paciente tiene deterioro cognitivo moderado.
- De 8 a 10 fallos: se considera que el paciente tiene deterioro cognitivo grave.
La Escala de Pfeiffer es útil en entornos clínicos o geriátricos para una evaluación rápida de la memoria y otras funciones cognitivas, permitiendo detectar problemas que requieran un seguimiento más detallado.
Recomendaciones para contestar a las preguntas de la escala de Pfeiffer:
Para pasar este test con la mayor eficacia hay que seguir los siguientes pasos:
- El lugar para aplicar este test ha de ser confortable y libre de distractores. Es importante que la persona se sienta cómoda y relajada para que pueda responder las preguntas de manera correcta.
- La ejecución de este test va a ser de forma individual.
- Las preguntas se han de formular de manera clara, el tono de voz ha de ser audible y se ha de vocalizar correctamente.
- Es importante adecuar el tiempo de respuesta al individuo, es decir, dar un tiempo para que la persona piense la respuesta que mas se ajusta a su realidad y la diga.
- Es necesario asegurar la participación voluntaria y motivada del individuo que responde el test.
Hay que resaltar que aunque esta es la estadística general, las respuestas deben interpretarse teniendo en cuenta el nivel de escolaridad de la persona y los conocimientos culturales que tiene. Es decir, que si la persona no tiene estudios entraría en el grupo 1 y si tiene estudios superiores estaría en el grupo 2. Desde esta línea de sentido, la valoración del test se haría de la siguiente manera:
Sin Estudios
- De 0 a 3 fallos: se considera que el paciente no tiene deterioro cognitivo.
- De 4 a 5 fallos: se considera que el paciente tiene un deterioro cognitivo leve.
- De 6 a 8 fallos: se considera que el paciente tiene un deterioro cognitivo moderado.
- De 9 a 10 fallos: se considera que el paciente tiene un deterioro cognitivo grave.
Con Estudios Superiores
- De 0 a 1 fallos: se considera que el paciente no tiene deterioro cognitivo.
- De 2 a 3 fallos: se considera que el paciente tiene un deterioro cognitivo leve.
- De 4 a 6 fallos: se considera que el paciente tiene un deterioro cognitivo moderado.
- De 7 a 10 fallos: se considera que el paciente tiene un deterioro cognitivo grave.
La cuidadora: clave para detectar a tiempo signos de deterioro cognitivo
En muchas ocasiones las cuidadoras son quienes pasan más tiempo en el domicilio con una persona mayor, o que esté en situación de dependencia.
Una cuidadora puede observar cambios sutiles en el día a día con la persona afectada. Algo que los familiares no podrían notar de manera tan rápida.
Estos cambios pueden incluir olvidos frecuentes, desorientación en tiempo o espacio, dificultades para recordar nombres o eventos recientes, o incluso cambios en el comportamiento o estado de ánimo. Al estar en contacto diario con la persona, la cuidadora tiene una posición privilegiada para notar pequeñas variaciones en las habilidades cognitivas, las cuales pueden ser signos tempranos de deterioro cognitivo.
Asimismo, las cuidadoras desarrollan una relación cercana con la persona mayor, conociendo en detalle su rutina diaria, sus costumbres y su forma de interactuar con el entorno. Esto les permite identificar desviaciones de lo habitualque podrían ser indicios de problemas cognitivos.
Esta herramienta de trabajo del mundo de la psicología se suele utilizar cuando hay sospecha de deterioro cognitivo en la persona o cuando este ya está instaurado en el individuo. Sirve para identificar si hay o no deterioro cognitivo y para conocer el grado.
La Escala de Pfeiffer es una herramienta valiosa para la detección precoz de problemas neurocognitivos, y la figura de la cuidadora es clave en este proceso.
Las cuidadoras, al pasar mucho tiempo con la persona afectada, pueden notar cambios sutiles en el comportamiento o en las habilidades cognitivas, lo que les permite alertar a tiempo para realizar pruebas como la Escala de Pfeiffer.
Además, las cuidadoras pueden desempeñar un papel fundamental en la aplicación del test, asegurando que el entorno sea adecuado y que la persona se sienta cómoda.